enero 9, 2021

Capítulo 32—El crecimiento en la gracia

Por J-7M

Creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.1 Es privilegio de los jóvenes crecer en gracia espiritual y conocimiento, a medida que crecen en Cristo. Podemos llegar a conocer más y más de Jesús, escudriñando con interés las Escrituras, y andando por los caminos de la verdad y la justicia que en ella se revelan. Los que crecen continuamente en la gracia serán constantes en la fe, y avanzarán. MJ 84.1

El crecimiento es necesario para la estabilidad

Cada joven que se ha propuesto ser un discípulo de Jesucristo debería tener un ferviente deseo en su corazón de alcanzar la más elevada norma cristiana, de ser obrero con Cristo. Si se propone como blanco figurar entre los que serán presentados sin faltas ante el trono de Dios, avanzará continuamente. El único modo de permanecer firme es progresar diariamente en la vida divina. La fe aumentará si, cuando se halla en conflicto con dudas y obstáculos, los vence. La verdadera santificación es progresiva. Si crecen en la gracia y el conocimiento de Jesucristo, aprovecharán todo privilegio y oportunidad de obtener más conocimiento de la vida y el carácter de Cristo. MJ 84.2

La fe en Jesús aumentará a medida que se familiaricen más con el Redentor espaciándose en su vida inmaculada y en su infinito amor. No pueden deshonrar más a Dios que profesando ser sus discípulos mientras se mantienen distanciados de él, y no se alimentan y nutren por su Espíritu Santo. Cuando crezcan en gracia, les gustará asistir a las reuniones religiosas, y darán gustosamente testimonio del amor de Cristo delante de la congregación. Dios, por su gracia, puede hacer prudente al joven, y dar a los niños conocimiento y experiencia. Unos y otros pueden crecer diariamente en gracia. No deberían medir su fe por los sentimientos. MJ 84.3

El examen del corazón

Examinen bien de cerca el propio corazón y el estado de sus afectos hacia Dios. Inquieran: “¿He dedicado los preciosos momentos de hoy a tratar de complacerme, de entretenerme, o he hecho felices a otros? ¿He ayudado a los que tienen relación conmigo a rendir una mayor devoción a Dios y a apreciar las cosas eternas? ¿He llevado conmigo la religión a mi casa, revelando la gracia de Cristo por medio de mis palabras y mi conducta? ¿He honrado con mi respetuosa obediencia a mis padres, guardando así el quinto mandamiento? ¿He emprendido alegremente los pequeños deberes diarios, cumpliéndolos con fidelidad, haciendo lo que podía para aligerar las cargas de otros? ¿He guardado mis labios del mal y mi lengua de hablar engaño? ¿He honrado a Cristo mi Redentor, quien dio su preciosa vida para que la vida eterna estuviera a mi alcance?” MJ 84.4

Velar y orar

Queridos jóvenes, no descuiden, al empezar el día, el orar fervientemente a Jesús para que les imparta la fuerza y la gracia para resistir las tentaciones del enemigo en cualquier forma que se presenten; y si oran fervientemente, con fe y contrición de espíritu, el Señor oirá esa oración. Pero deben velar lo mismo que orar. Jesús ha dicho: “Pedid, y os darán; buscad, y hallaréis; llamad, y os abrirán. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abren. ¿Qué hombre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿Y si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?”2 MJ 85.1

Los niños y jóvenes pueden acudir a Jesús con sus cargas y perplejidades, y saber que él respetará sus súplicas y les dará precisamente lo que necesiten. Sean fervientes; sean resueltos. Presenten la promesa a Dios, y luego crean, sin una duda. No esperen sentir emociones especiales antes que les parezca que el Señor contesta. No indiquen ningún modo particular en que el Señor tenga que actuar por ustedes antes de creer que recibirán las cosas que le piden, sino confíen en su palabra y dejen todo el asunto en manos del Señor, con la plena fe de que vuestra oración será honrada y recibirán la respuesta en el momento exacto y en la forma precisa en que el Padre celestial crea que es para bien de ustedes; luego pongan en práctica sus oraciones. Anden humildemente, y sigan avanzando. MJ 85.2

“Porque sol y escudo es Dios, el Señor; gracia y gloria dará el Señor. No rehusará ningún bien a los que andan íntegramente”.3 MJ 85.3

“Reverenciad al Señor, vosotros sus santos, pues nada le falta a quien lo reverencia. Los ricos pueden empobrecer y sufrir hambre, pero los que buscan al Señor no carecerán de ningún bien”.4 MJ 85.4

“Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, haz el bien; busca la paz, y síguela. Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos. La ira del Señor contra los que hacen mal, para cortar de la tierra su memoria. Claman los justos, y el Señor los escucha, y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu”.5 MJ 86.1

Aquí hay promesas, ricas y abundantes, a condición de que dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien. Luego fíjense un blanco alto en la vida, como hicieron José, Daniel y Moisés; y consideren el costo de la edificación del carácter, y después edifiquen para el tiempo y la eternidad. MJ 86.2

Somos débiles y sin sabiduría, pero Dios ha dicho: “Si alguno necesita sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos generosamente y sin reprochar. Y le será dada”.6 Aprendan solamente a ser cabales, a no dejar nunca de asirse a Dios, a perseverar en su servicio, y serán vencedores por la sangre del Cordero. MJ 86.3

Posibilidades ilimitadas para el bien

Al hacer esta obra en favor de ustedes, influyen sobre muchos otros con quienes se relacionan. ¡Cuán buenas son las palabras habladas a tiempo! ¡Cuánta fuerza puede dar una palabra de esperanza, de valor, de resolución en el debido sentido, a quien se halle inclinado a deslizarse hacia hábitos desmoralizadores! El firme propósito que tengan al poner en práctica buenos principios, tendrá influencia estabilizadora sobre las personas y las encaminará en la debida dirección. MJ 86.4

No hay límite para el bien que pueden hacer. Si hacen de la Palabra de Dios la regla de la vida, y gobiernan las acciones por sus preceptos, haciendo de todos los propósitos y esfuerzos una bendición y no una maldición para otros, el éxito coronará su empeño. Se han puesto en relación con Dios; han llegado a ser un conducto de luz para otros. Son honrados por el hecho de constituirse en colaboradores de Jesús, y no pueden recibir mayor honor que la bienaventurada bendición de los labios del Salvador: “¡Bien, siervo bueno y fiel! […] entra en el gozo de tu Señor”.7The Youth’s Instructor, 1 de septiembre de 1886. MJ 86.5

La entrega de sí mismo

El Redentor no aceptará un servicio a medias. Diariamente el que trabaja para Dios debe aprender el significado de la entrega propia. Debe estudiar la Palabra de Dios, aprender su significado y obedecer sus preceptos. Así puede alcanzar el nivel de la excelencia cristiana. Día tras día Dios obra con él, perfeccionando el carácter que ha de subsistir en el tiempo de la prueba final. Y día tras día el creyente está verificando ante los hombres y los ángeles un experimento sublime, demostrando lo que el evangelio puede hacer por los seres humanos caídos.—Obreros Evangélicos, 118. MJ 86.6