enero 16, 2021

Capítulo 33—Conformidad con el mundo

Por J-7M

Los que van por el camino estrecho hablan de la alegría y felicidad que les aguardan al fin de la jornada. Sus rostros están a menudo tristes, pero a veces brillan con sagrado y santo gozo. No visten como los que van por el camino ancho, ni hablan ni actúan como ellos. Se les ha dado un Modelo. Un “varón de dolores, experimentado en quebrantos”, les abrió el camino y por él anduvo. Sus seguidores ven sus huellas, y al verlas se consuelan y animan. Él llegó salvo a destino, y también ellos podrán llegar a salvo si siguen sus huellas. MJ 87.1

El camino ancho

En el camino ancho todos piensan en sí mismos, en su ropa y en los placeres del camino. Se entregan libremente al parrandeo y las risotadas, sin pensar en el término de la jornada, donde les aguarda segura destrucción. Cada día se acercan más a su nefasta suerte; sin embargo, se apresuran locamente, cada vez con más rapidez. ¡Oh, cuán terrible me pareció ese espectáculo! MJ 87.2

Vi que muchos de los que iban por ese camino ancho llevaban escritas sobre sí estas palabras: “Muerto para el mundo. El fin de todas las cosas está cerca. Prepárense ustedes también”. Su aspecto era el mismo que el de todos los demás frívolos seres que los rodeaban, excepto por cierto aire de tristeza que se advertía en sus semblantes. Su conversación era igual al de las alegres y atolondradas personas que iban con ellos, aunque de vez en cuando se detenían a señalar con mucha satisfacción el letrero de sus vestimentas, y exhortaban a los demás a que también se lo pusiesen en los suyos. Iban por el camino ancho, y sin embargo decían pertenecer a la compañía que viajaba por el camino estrecho. Los que iban a su lado decían: “No hay distinción entre nosotros. Somos iguales. Vestimos, hablamos y actuamos de igual manera”.—Joyas de los Testimonios 1:33, 34. MJ 87.3

Me fue mostrada la conformidad de algunos profesos observadores del sábado con el mundo. Vi que eso es una vergüenza para su profesión de fe, una vergüenza para la causa de Dios. Dan un mentís a su profesión. Piensan que no son como los del mundo, pero se les parecen tanto en su forma de vestir, en su conversación y en sus acciones, que no hay distinción. Los vi adornando sus pobres cuerpos mortales que están sujetos a ser tocados en cualquier momento por el dedo de Dios y yacer en el lecho de angustia. Entonces, cuando se aproximan a su último cambio, una angustia mortal atormenta su cuerpo, y la gran pregunta es: “¿Estoy preparado para morir? ¿preparado para aparecer ante Dios en el juicio y soportar el gran examen?” MJ 88.1

Pregúntenles entonces qué opinan en cuanto a adornar sus cuerpos, y si tienen alguna noción de lo que es estar preparados para comparecer ante Dios, y les dirán que si pudieran volver atrás y vivir nuevamente el pasado, corregirían su vida, evitarían las locuras del mundo, su vanidad, su orgullo, y adornarían el cuerpo de una manera modesta, dando ejemplo a todos los que los rodean. Vivirían para la gloria de Dios. MJ 88.2

¿Por qué es tan difícil vivir una vida abnegada, humilde? Porque los cristianos profesos no están muertos al mundo. Es fácil vivir después de estar muertos. Pero muchos anhelan los puerros y las cebollas de Egipto. Tienen disposición para vestirse y proceder de un modo tan parecido al mundo como sea posible, y sin embargo esperan ir al cielo. Los tales ascienden por otro camino. No entran por la puerta estrecha y el camino angosto […]. MJ 88.3

Para ellos no habrá excusa. Muchos se visten como los mundanos para tener influencia. Pero en esto cometen un triste y fatal error. Si quieren tener una influencia verdadera y salvadora, vivan de acuerdo con su profesión, muestren su fe mediante sus obras justas, y hagan notar bien la distinción entre el cristiano y el mundo. Vi que las palabras, el vestido y las acciones deberían hablar en favor de Dios. Entonces se esparcirá una influencia santa sobre todos, y todos se percatarían de que ellos han estado con Jesús. Los incrédulos verán que la verdad que profesamos tiene una sagrada influencia, y que la fe en la venida de Cristo afecta el carácter del hombre o la mujer. Si alguien desea ejercer influencia en favor de la verdad, practíquela en su vida e imite así al humilde Modelo. MJ 88.4

La preparación para la venida de Cristo

Vi que Dios odia el orgullo, y que todos los orgullosos y quienes proceden impíamente serán como rastrojo, y que el día que se acerca los quemará. Vi que el mensaje del tercer ángel tiene que obrar todavía como levadura en muchos corazones que profesan creerlo, y quitar su orgullo, egoísmo, codicia y amor al mundo. MJ 89.1

Jesús viene y ¿hallará a un pueblo conformado con el mundo? ¿Lo reconocerá él como pueblo suyo que ha purificado para sí? Oh, no. Solamente reconocerá como suyo lo puro y santo. Reconocerá como suyos a los que han sido purificados y emblanquecidos por el sufrimiento, y se han mantenido separados, sin mancha del mundo. MJ 89.2

Mi ser sintió profunda angustia al ver el hecho terrible del pueblo de Dios conformado con el mundo, sin que hubiera distinción, a excepción del nombre, entre los incrédulos y muchos de los profesos discípulos del manso y humilde Jesús. Vi que Jesús era herido y expuesto a la vergüenza pública. Al ver con pena que el profeso pueblo de Dios amaba al mundo, participaba de su espíritu y seguía sus modas, el ángel dijo: “¡Sepárense!, ¡sepárense!, no sea que se les asigne una porción con los hipócritas e incrédulos fuera de la ciudad. Su profesión de fe lo único que hará es causarles más angustia, y el castigo será mayor por cuanto conocían su voluntad y no la hicieron”. MJ 89.3

Los que profesan creer en el mensaje del tercer ángel, perjudican con frecuencia la causa de Dios con su ligereza, sus bromas y su superficialidad. Me fue mostrado que este mal había invadido todas nuestras filas. Vi que debería haber una humillación delante del Señor. El Israel de Dios debería rasgar el corazón y no los vestidos. Rara vez se ve una sencillez infantil; se piensa más en la aprobación del hombre que en el desagrado de Dios. MJ 89.4

Dijo el ángel: “Pongan en orden su corazón, no sea que Dios los visite en juicio, y el frágil hilo de la vida se corte y caigan en el sepulcro sin protección, sin preparación para el juicio. O si no descienden al sepulcro, a menos que hagan pronto paz con Dios y se aparten del mundo, el corazón se endurecerá, y ustedes se apoyarán en un sostén falso, en una preparación supuesta, y descubrirán su error demasiado tarde para obtener una esperanza bien fundada”.—Testimonies for the Church 1:131-134. MJ 89.5

¿Qué aprovechará?

Cristo invita a todos a reflexionar. Hagan cálculos honrados. Pongan en un platillo de la balanza a Jesús, que significa tesoro eterno, vida, verdad, cielo y gozo de Cristo en las almas redimidas; pongan en el otro todas las atracciones que el mundo pueda ofrecer. En un platillo de la balanza pongan la pérdida de su propia alma y de las almas de aquellos para cuya salvación podrían haber sido un instrumento; en el otro, para ustedes y para ellos, una vida que se mide con la vida de Dios. Pesen para el tiempo y la eternidad. Mientras están así ocupados, Cristo habla: “¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida?”1 MJ 90.1

Dios desea que escojamos lo celestial en vez de lo terrenal. Nos presenta las posibilidades de una inversión celestial. Quisiera estimular nuestros blancos más elevados, asegurar nuestro tesoro más selecto. Declara: “Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre”.2 Cuando hayan sido arrasadas las riquezas que la polilla devora y el orín corrompe, los seguidores de Cristo podrán regocijarse en su tesoro celestial, las riquezas imperecederas.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 307, 308. MJ 90.2